lunes, 30 de mayo de 2016

Cuentos y Leyendas
Moyobamba, así como todos los pueblos de la selva tiene muchos cuentos y leyendas, los mismos que se han seguido transmitiendo de generación en generación a través de los relatos verbales. 
Muchos son los cuentos que enriquecen el folklore de este ubérrimo lugar, entre los que destacan:

La leyenda del Ayaymama, que relata el abandono de dos niños en la selva que perdieron a la mamá, y la madrasta en convenio con el papá toman esta terrible determinación de llevar a dichos niños a la montaña simulando un paseo, y los dejaron a la suerte. Dichos niños se convirtieron en pajaritos y en una noche de luna salieron de la montaña alzando vuelo se pozaron en el techo de la casa de la madastra y tristemente emitieron su canto: Ayaymama, Huischuhuarca, que quiere decir: Nuestra madre ha muerto y nos abandonaron
El AYAYMAMA, es un ave nocturna de canto singular que se alimenta de insectos y habita en la profundidad de los bosques del Alto Mayo.
El AYAYMAMA, en el día, que ocupa para dormir,basa su seguridad a su increible mimetismo con cualquier tronco de árbol seco sobre el cual llegue a posasrse y dormir, pasando absolutamente desapercibido por los cazadores y agricultores. Por esta cualidad es que se le considera un ave misteriosa, dando lugar a muchos relatos y leyendas, que han hecho estremecer a más de un niño moyobambino en el regazo de su abuelita.
  • El Chullachaqui, o demonio del monte, que engaña a las personas especialmente a los cazadores presentándose convertido en algún animal. 
  • El Tunchi, o alma en pena, que divaga por las calles y huertas de la ciudad, emitiendo silbidos cuando falta algunas días para que fallezca alguna persona. 
  • El Yacu Mama, o madre del agua, en la creencia que todas las aguas tenían madre y que era un horrible monstruo con formas de serpiente gigantesca dotada de una gran cabeza y boca igualmente enorme lo que le facilitaba a satisfacer su extremada voracidad. 
  • El Sitio Pesado, que es una narración de la presencia de diablos en algunos lugares sobre todos barrancos, que hacen su aparición bajo una serie de formas y figuras sorprendiendo al solitario transeúnte, produciendo miedo y terror. 
  • Machacuyacu, quebrada al fondo de las pampas de Fachín que tributas sus aguas al Río Mayo, cuya creencia popular se gráfica en que una burra era la madre de dicha quebrada, que aumentaba de tamaño al ser montada por un grupo de traviesos niños con la pretensión de sumergirlos en el agua y llevarlos a su palacio debajo del agua. 
  • La Runa Mula, que viene a ser la mujer casada que tiene relaciones sentimentales con el Cura. Ésta en las noches de los martes y los viernes toma forma de una blanca y hermosa mula, la misma que es montada por un pequeño jinete con látigo en la mano. Cuando éste llegaba a la casa de la mujer, ella se revolcaba por el suelo y al instante quedaba convertida en mula. 
  • La Lamparilla, que era un esqueleto de hombre que lleva a la altura del pecho, en el mismo sitio del corazón una lámpara semejante a ese órgano y con una llama azul. 
  • La Mina de Sal, cuyo relato refiere la presencia de una viejecita haraposa que al ser rechazada por unas panaderas, tuvo que alejarse más al fondo de las montañas; dicha viejecita resultó ser la Madre de la Sal, que por lo mismo alejó más las minas, y cuando los pobladores cotidianamente se fueron en afán de extraer la sal, se encontraron con la sorpresa que dichas minas habían desaparecido del lugar conocido, encontrándolo más al fondo de las montañas. 

Estos y otros relatos bajo la modalidad de cuentos enrequecen el folklore selvático moyobambino, y que son contadas en cualquier circunstancia.

Entre las leyendas destacan: 

  • La leyenda del Ayaymama, que relata el abandono de dos niños en la selva que perdieron a la mamá, y la madrasta en convenio con el papá toman esta terrible determinación de llevar a dichos niños a la montaña simulando un paseo, y los dejaron a la suerte. Dichos niños se convirtieron en pajaritos y en una noche de luna salieron de la montaña alzando vuelo se pozaron en el techo de la casa de la madastra y tristemente emitieron su canto: Ayaymama, Huischuhuarca, que quiere decir: Nuestra madre ha muerto y nos abandonaron
  • La leyenda del Hombre de Piedra, que representa a un hombre desnudo en el afán de ocultarse el sexo con las manos. Este ídolo está sin cabeza, se dice que le cortaron los conquistadores españoles en la creencia de que interiormente era hueco y se encontraba lleno de oro. Está ubicado a la vera del antiguo camino de herradura que conducía de Moyobamba al distrito de Calzada, a un costado del Morro. 

La leyenda del Morro de Angaíza, en cuyo relato se indica de la existencia del Gran Reino de Angaíza, en las montañas de la cordillera azul, por las alturas del Río Mayo. Se decía que este reino alberga riquezas de oro y plata reluciente al reflejo del sol y que también desaparecía si alguién iba en su busca, que el reino estaba gobernado por el monarco Curi Runa (indio de oro), el cual vivía en un suntuoso palacio y vestía traje de oro para las grandes festividades del reino. 

Estampas Típicas




Muchas son las estampas que con el correr del tiempo están pasando al archivo de los recuerdos, y es necesario rememorar por constituir grandes valores culturales que en determinada época se practicaba cotidianamente. Cabe mencionar:

LA SOMBRERERA
Es decir la mujer que tejía durante todo el día las fibras de la paja toquilla, confeccionando elegantes sombreros, sentada en un rincón de la humilde casita, con su mirada atenta, la que al mismo tiempo también iba tejiendo sus ilusiones. 



EL LEÑATERO
Vigoroso, de estatura mediana, el torso hercúleo, firme el paso, la mirada penetrante, de poco hablar, el leñatero es hombre de personalidad definida y de recio carácter, con su vigor inagotable, cada día arranca a los montes el elemento necesario: la leña para combustible de los hogares y luego de conseguir su preciosa carga, con ella sobre las espaldas firmes y fuertes, viene a la ciudad donde la realiza, llevando con su producto el sustento para los suyos. 

LA AGUAJERA
Sencilla, modesta pero alegre se desliza por las apacibles calles moyobambinas la vendedora de aguaje, llevando sobre la cabeza con extraordinario equilibrio sobre la mágica Umallina, una bandeja con ricos y carnudos aguajes, para luego ubicarse en una de las esquinas de las calles de Moyobamba e iniciar su venta y así llevar el sustento a su hogar.

LA AGUATERA
Mujer erguida, de mirada dulce y llena de embrujo, de ojos vivaces con la sonrisa a flor de labio, con sus senos túrgidos, con su corazón nido de cándidor amores, lleva en la erguida cabeza su cántaro sobre la prosaica umallina, ya en las horas en que el sol envía su luz potente, así como en esos lujosos amaneceres de la selva. 

EL CHACARERO
Hombre de humilde condición que con toda fe y voluntud vive dedicado a su trabajo de campo. Es el pequeño productor que su labor cotidiana de cultivar la tierra lo hace siempre con la sonrisa en los labios.
Es el soldado más necesario, que armado de sus herraduras labra la tierra para hacer la guerra más noble contra el hambre cuando triunfante saca el grano que la pródiga tierra le brinda. 

LA LANTA TIPINA
Fiesta familiar de ancestro, en honor al corte del primer pelo de niño, apadrinado por varias personas. Pero ese entonces, se acondicionaba convenientemente la fina cabellera de los niños en pequeños moñitos, los mismos que al ser cortados, las personas adquirían el compromiso de compadrazgo y a la vez tenían que depositar un regalo pecuniario en el plato que sobra la mesa se colocaba para dichos fines. Luego continuaba la fiesta con mucho derroche popular. 

EL RESPONSO
Que se practica el día de los difuntos el dos de noviembre de todos los años. En la creencia popular, a la primera palabra que pronuncia el cura en el cementerio, todas las almas alzan vuelo hacia el cielo, es decir: regresan a su lugar de origen.
Los responsos se cobraban de dos maneras: el hablado y el cantado. El primero costaba un poco menos y el segndo costaba más; ello era a pedido del solicitante y el sacerdote incansablemente celebraba los responsos a las almas que alguna vez tenían presencia material en este mundo terrenal.

EL CONVITE
Especie de trabajo colectivo practicado especialmente por los agricultores, ya sea para acarreo de madera, de cañas o para realizar algún trabajo. El esta estampa se refleja la solidaridad del hombre de selva con sus amigos o familiares, pues su trabajo no es remunerado, solamente a cambio de un suculento desayno, puesto que esta labor se realizan generalmente a tempranas horas de la mañana, o sea en ayunas.

LA JUNCIA
Fiesta nupcial con caracteristicas netamente populares, donde los familiares e invitados de los novios participan de una verdadera fiesta familiar, con la peculiar música de acordeón, bastante bebidas y comidas durante todo el día, hasta avanzadas horas de la madrugada. 

Aparte podemos citar otras estampas no menos importantes como: Los altares, la sabadora, la vaca loca, el cañabravero, el chapanero, la chaspada, la serenata, entre otros que enriquecen nuestro folklore selvático regional.

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